Este domingo la Iglesia celebra la IX Jornada Mundial de los Pobres. En el contexto del Año Jubilar, el lema,  tomado del salmo 71, ahonda en la idea de la esperanza: «Tú, Señor, eres mi esperanza» (Sal 71, 5). En su mensaje, el Papa subraya la necesidad de la fe, puesto que Dios es nuestro refugio y solo en Su amor se encuentra esperanza ante las dificultades y angustias de la vida: “De ahí nace la confianza indefectible de que la esperanza en Él no defrauda”. En los pobres, sus vidas están marcadas por la precariedad y la marginación. En lugar de confiar “en las seguridades del poder o del tener», el pobre es víctima de ellas por lo que «su esperanza sólo puede reposar en otro lugar”. León XIV dice que «la pobreza más grave es no conocer a Dios» recordando las palabras de Francisco en Evangelii gaudium: «La peor discriminación que sufren los pobres es la falta de atención espiritual. La inmensa mayoría de los pobres tiene una especial apertura a la fe; necesitan a Dios y no podemos dejar de ofrecerles su amistad, su bendición, su Palabra, la celebración de los Sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y de maduración en la fe» (200). El mensaje del del Papa está marcado por la importancia de la caridad. León XIV insiste en que la pobreza «tiene causas estructurales que deben ser afrontadas y eliminadas». Sin embargo, mientras ello sucede, «todos estamos llamados a crear nuevos signos de esperanza que testimonien la caridad cristiana, como lo hicieron muchos santos y santas de todas las épocas».

Así, esta Jornada es un recordatorio para la Iglesia de que «los pobres están en el centro de toda la acción pastoral”. “Los pobres no son una distracción para la Iglesia, sino los hermanos y hermanas más amados, porque cada uno de ellos, con su existencia, e incluso con sus palabras y la sabiduría que poseen, nos provoca a tocar con las manos la verdad del Evangelio”.

COLECTA DÍA DE LA DIÓCESIS

Este domingo haremos la colecta del Día de la Diócesis en nuestras parroquias.

Es importante que seamos generosos en esta colaboración, porque del dinero de nuestra diócesis, no sólo es para el mantenimiento de nuestros sacerdotes, sino que de ella colabora en el mantenimiento de nuestras iglesia y actividades evangelizadoras.

Ayudando a nuestra diócesis nos ayudamos a nosotros.